El as bajo la manga de Xi Jinping
Luego de que Huawei fuera puesto en la lista negra de empresas que no pueden comercializar con los EE.UU., el presidente Xi Jinping viajó a la fábrica JL Mag Rare Earth, en la provincia de Jiangxi, en donde se elaboran los llamados “minerales de tierra rara”, que corresponden a 17 elementos químicos utilizados en la fabricación de baterías eléctricas para vehículos, teléfonos inteligentes y turbinas eólicas; misma provincia que fuera la cuna de la revolución china, en donde en 1927 naciera el ejército rojo del partido comunista, actual ejército popular de liberación de China. Por estas razones, la visita del Presidente chino estuvo impregnada de simbolismo, y entrega una potente señal política: China podría aumentar los aranceles a los minerales de tierra rara o, simplemente, restringir el suministro hacia EE.UU.

Al igual que los baluartes comunistas liderados por un joven Mao, que escapando del ejército del Kuomintang se refugiaron en Jiangxi para organizarse, el Presidente Xi Jinping llamó a los chinos a aguantar y prepararse para esta guerra comercial.

China no solo domina la producción mundial de minerales de tierra rara (aproximadamente 70% de los suministros totales), sino además refina cerca del 90% del total mundial, procedimiento extremadamente tóxico y costoso, que implica el refinamiento de grandes volúmenes del mineral en plantas de separación. Las principales razones en el desarrollo de la industria china de este tipo de minerales fueron: la mano de obra barata y las reglas ambientales relativamente débiles; sin embargo existen otras empresas, como la australiana Lynas Corp. que elabora este tipo de minerales raros, y ha anunciado su plan de construir una nueva planta en Texas.
Se estima que la demanda de tierras raras crecerá en más del 8% este año, en gran parte gracias al aumento de las ventas de vehículos eléctricos de empresas como Tesla, además de otras industrias tales como fábricas de automóviles convencionales, la industria aeronáutica y aeroespacial.
Mao y el ejército rojo tuvieron que recorrer las inhóspitas tierras interiores chinas durante un año en la llamada "gran marcha", partiendo desde la región de Jiangxi, escapando así del Kuomintang. Se estima que solo un décimo de las tropas resistió la dureza de este viaje.
¿Será posible que el Presidente Xi Jinping mantenga la prudencia y resista las provocaciones estadounidenses a contraatacar, evitando de este modo una potencial recesión económica mundial?