Colon irritable afecta a 1 de cada 5 chilenos y la mayoría son mujeres
Este síndrome, asociado al sistema gastrointestinal, también se vincula al sistema nervioso, por lo que el estrés y la depresión están fuertemente ligados a sus síntomas.

El Síndrome de Intestino Irritable (SII) es el diagnóstico más común dentro los desórdenes gastrointestinales funcionales observados en jóvenes y adultos. Es una causa frecuente de dolor abdominal crónico, además de cambios en los hábitos intestinales, por lo que produce un efecto negativo en la calidad de vida de las personas.
La Dra. Marina Becerra, gastroenteróloga de Clínica Dávila, afirma que, en Chile, aproximadamente el 20% de la población sufre de colon irritable y dos tercios de ella, corresponden a mujeres. “Se presenta, principalmente, entre los 25 y los 45 años, etapa en que factores como el estrés, la ansiedad, las fobias y la depresión son mayores, provocando esta condición”, aclara la especialista.
El tránsito intestinal más lento y los desórdenes hormonales durante la menstruación, el embarazo y la menopausia, explicarían la diferencia con sus pares hombres, cuyos altos niveles de testosterona, además, los protegen de dolores crónicos.
Aunque se desconoce la causa precisa de este síndrome, la Dra. Sandra Hirsch, gastroenteróloga de Clínica Santa María, detalla: “El SII es un concepto biopsicosocial, cuyos factores de riesgo son: ambiente, sedentarismo, nivel socioeconómico, hechos biográficos -especialmente en la niñez y adolescencia-, genética y depresión”.
¿A qué síntomas prestar atención?
Los especialistas coinciden en que los cuatro pilares de diagnóstico de colon irritable son:
Dolor abdominal recurrente, al menos un día a la semana en los últimos 3 meses, como cólicos o hinchazón.
Variación en el aspecto y forma de las deposiciones.
Cambios en la frecuencia de ir al baño.
Aumento de gases, con ocasional mucosidad en las heces.
Además, la Dra. Hirsch agrega que dichos síntomas están frecuentemente asociados con algunos no-gastrointestinales como disfunción sexual, dismenorrea (dolor menstrual), dispareunia o molestias al tener relaciones sexuales, incremento en la frecuencia urinaria y urgencia, así como señales de fibromialgia.
Por su parte, la Dra. Katherine Falck, directora de Calidad y Gestión de Riesgo de Help, destaca la importancia de entender el contexto de los síntomas: “El diagnóstico de colon irritable se hace por descarte y es, en general, una enfermedad crónica, es decir, no se puede pensar que alguien que está con un dolor abdominal agudo por primera vez o con diarrea, va a tener esa enfermedad. Solo mediante la realización de estudios se puede llegar a esa conclusión”.
La profesional sostiene que, si en algún momento el paciente sufre una crisis de dolor y no responde a la medicación habitual, existiría un cambio de patrón. “Si la persona presenta vómitos reiterados, no logra hidratarse, no puede eliminar deposiciones o en su defecto estas son acuosas, muy abundantes y/o presentan sangre o pus, es conveniente asistir a un servicio de urgencia”.
En este sentido, el Dr. Alex Díaz, gastroenterólogo de Clínica Ciudad del Mar, precisa que solo una pequeña cantidad de personas con esta enfermedad presenta signos graves. “Algunos pacientes logran controlarlos con cambios en la dieta, estilo de vida y regulando el estrés. Las molestias más incómodas se pueden tratar con medicamentos y un equipo multidisciplinario compuesto por gastroenterólogos, nutricionistas y especialistas en salud mental, de ser necesario”.
Al respecto, la especialista de Clínica Dávila agrega que “entre los fármacos a utilizar se pueden incluir antiespasmódicos, laxantes suaves, bacterias probióticas y algunos para tratar la depresión y la ansiedad, siempre y cuando lo indique el médico tratante”. Además, la gastroenteróloga indica consejos claves para incorporar en la rutina diaria:
Ingerir comidas pequeñas y frecuentes, evitando frituras y ultraprocesados.
Limitar el consumo de cafeína y alcohol.
Preferir alimentos ricos en fibra para promover una buena digestión.
Realizar algún tipo de ejercicio físico a diario.
Establecer horarios para comer y descansar.
En caso de presentarse SII en etapa aguda, Carola Pantoja, nutricionista de Clínica Biobío, recomienda realizar un régimen blando liviano. “Es aconsejable no consumir alimentos que produzcan distención abdominal como verduras y frutas flatulentas, en este caso repollo, coliflor, brócoli, repollitos de bruselas, cebolla, sandía, melón, uva, legumbres y lactosa. También, evitar condimentos irritantes, grasas saturadas y azúcares refinados”.
Dentro de lo que sí se puede ingerir están los prebióticos y probióticos, alimentos medianos en fibra soluble como algunas verduras y frutas, preferentemente cocidas, abundante hidratación sin gas y llevar a cabo una dieta baja en FODMAPS. “Su sigla en inglés, se refiere a limitar ciertos productos que contienen carbohidratos que son difíciles de digerir, como manzanas, cerezas, palta, lentejas, edulcorantes, trigo, entre otros”, concluye la profesional.